Aplicaciones y usos en otros campos
El consumo de semillas no solo se lleva a cabo mediante su consumo directo, la extracción de su aceite es de gran utilidad para la obtención de aceites y mantecas vegetales usadas para cocinar, elaborar pan, aderezo y nutracéuticos. También se utilizan para la preparación de pastas para la alimentación de animales de corral.
Sin embargo, las semillas no tienen solamente el fin de productos comestibles, pues también se pueden producir productos y subproductos no comestibles a partir de las mismas, como compuestos de uso farmacéutico, jabones. agroquímicos, barnices, plásticos y combustibles como el biodiesel.
El biodiesel es un combustible que se obtiene a partir de lípidos naturales mediante procesos de esterificación y transesterificación y que se aplica en la preparación de sustitutos totales o parciales del petrodiesel o gasóleo obtenido del petróleo.El biodiésel tiene mejores propiedades lubricantes y mucho mayor índice de cetano que el diésel de poco azufre. El agregar en una cierta proporción biodiésel al gasóleo reduce significativamente el desgaste del circuito de combustible; y, en baja cantidad y en sistemas de altas presiones, extiende la vida útil de los inyectores que dependen de la lubricación del combustible. ¡Hablaremos de ello en más profundidad en nuestro siguiente post!
Otro subproducto que que se puede obtener de las semillas y sus aceites son los barnices, estos llamados también “barnices ecológicos” al producirse a base de aceites y materias de origen vegetal presentan un menor impacto ecológico frente a los barnices convencionales. Los aceites penetran en la madera hasta su saturación y así al no formarse ninguna película sobre ella permite el juego de la madera sin que haya nada que se rompa. Al quedar el poro abierto la madera respira y el vapor de agua de la madera no queda bloqueado. Además, tienen carácter ignífugo al no desprender gases tóxicos en caso de incendio.
Podemos encontrar jabones más blandos o duros, la diferencia entre unos y otros va a ser el contenido de ácidos grasos saturados que contenga el jabón, cuantos más contenga más duro será y por lo tanto cuanto menos ácidos grasos tenga más blando será el jabón. En la elaboración de jabones con aceite se suele recomendar combinar aceites blandos y duros para que el jabón queden con la textura adecuada. Cada aceite necesita una cantidad específica de agua y de sosa para que las grasas saponifiquen y se conviertan en jabón. Una proporción que viene determinada por su índice de saponificación.
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