Composición de las semillas
De forma introductoria hablaremos de la composición general de las semillas. Como es de esperar, cada una de ellas tiene un perfil nutricional diferente, en lo que nos centraremos de forma independiente para cada semilla que desarrollemos en futuros posts. Aún así, hay ciertos aspectos que son algo comunes para todas las semillas:
Lípidos.
Las semillas contienen ácidos grasos esenciales (omegas-3, 6 y 9) y están presentes en cantidades variables en cada semilla, aunque cabe destacar que las semillas de chía y lino son las únicas en las que predomina el omega-3 sobre omega-6. No nos adentraremos mucho más en este aspecto, ya que lo desarrollaremos en profundidad en el siguiente post.
Proteínas.
Las proteínas que aportan las semillas no contienen todos los aminoácidos esenciales en cantidad y proporción adecuadas. Aún así, una mezcla de estas puede suponer un buen aporte proteico. Por ejemplo, la chía aporta lisina, resultando una buena opción complementar con esta semilla la ingesta de cereales, que prácticamente carecen de este aminoácido.
Vitaminas.
Las semillas contienen vitaminas hidrosolubles y liposolubles. La vitamina E, que tiene función antioxidante, es la vitamina liposoluble que más nos encontraremos. En cuanto a las vitaminas hidrosolubles, destacan las del grupo B, como ya pudimos ver en algunos ejemplos del post anterior.
En las semillas de sésamo se encuentra la vitamina K, que cumple una importante función en la regulación de la coagulación sanguínea.
Las semillas de amaranto, seguidas de las semillas de chía, presentan las mayores cantidades de vitamina C, una vitamina hidrosoluble que cumple un rol antioxidante y participa en la formación del colágeno.
La vitamina A cumple una importante función en el mantenimiento de tejidos, y podemos encontrarla en mayores cantidades en las semillas de chía y de girasol. Empezamos a entender un poco por qué la chía se considera como “superalimento”...
Minerales.
En términos generales, todas las semillas aportan altas cantidades de magnesio y potasio. Las semillas de calabaza, seguidas por las semillas de lino, tienen el contenido más alto de magnesio. En el caso del potasio, son las semillas de lino son las que aportan cantidades más significativas, seguidas por las de calabaza.
En cuanto al hierro, que resulta esencial para el normal transporte del oxígeno en la sangre, las semillas de sésamo son las que contienen mayores cantidades, seguidas por las semillas de calabaza.
Además, las semillas de sésamo son muy conocidas por su alto contenido en calcio. ¡Y las semillas de chía no se quedan atrás! Aunque su aporte es menor en comparación con las semillas de sésamo, su contenido sigue siendo considerable.
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