Formas de consumo de las semillas



Las semillas son un alimento muy versátil que se puede introducir en gran cantidad de elaboraciones, como batidos, ensaladas, postres, cremas de verduras, guarniciones, snacks... Pero antes de llegar a este paso hay ciertas cosas que debemos saber para poder sacarle el mayor partido posible a estos productos.

A pesar de que las semillas están cargadas de nutrientes esenciales, nuestro organismo no logra aprovecharlos si se las consume tal como están. Esto se debe al alto contenido de fibra que contienen y otros compuestos que protegen a la semilla hasta el momento de su germinación; son los llamados “factores anti-nutricionales”.

La fibra (ácido fítico) propia de cada semilla se une a los micronutrientes. De esta forma se forman complejos fibra-nutriente que no pueden ser absorbidos por el sistema digestivo humano. Para romper estos complejos es necesario activar las semillas o tratar las semillas.

¿Qué es activar las semillas?

Las semillas poseen poseen una serie de sustancias que hacen que cueste más digerir la semilla haciendo que sean más pesadas y causen molestias intestinales, estas sustancias son:

- Una serie de tóxicos que evitan que la planta sea atacada por animales.
Inhibidores enzimáticos que mantienen la semilla «en hibernación» hasta que llegue su hora de convertirse en una nueva planta.

Por lo tanto activas las semillas es hacer que liberen  se eliminen los tóxicos e inhibidores enzimáticos y comienza la liberación de enzimas propias de la germinación que va a ayudarnos a digerir la semilla, y a potenciar el poder nutricional de la misma.

¿Cómo activar las semillas?

Para activar las semillas hay que seguir los siguientes pasos:
  1. Poner las semillas en remojo con agua, la duración de esta fase depende del tamaño de las semillas, 6-8 horas para semillas grandes y 2-4 horas para semillas pequeñas. Con estas condiciones conseguiremos crear un ambiente favorable para que las semillas empiecen a liberar las enzimas que favorecerán su posterior digestión.
  2. Escurrir las semillas y enjuagarlas bien con agua nueva. Con este paso lo que lograremos es arrastrar todos esos tóxicos y enzimas indeseables.
Este proceso de activación es característico de las semillas de chia.

Una vez activadas las semillas pueden ser consumidas directamente o someterse a otros procesos como triturado o cocinado.

No siempre es necesario activar las semillas…

En algunos casos basta con realizar procesos más sencillos y rápidos como la trituración o molienda. Este proceso es característico de semillas pequeñas que no pueden ser masticadas fácilmente como el lino, y consiste en romper la capa externa de la semilla que es la que protege los nutrientes, de esta manera podrán ser liberados y aprovechados por nuestro organismo. La molienda  no se realiza estas semillas no se podrán metabolizar correctamente.

Otras operaciones a las que se pueden someter las semillas para el consumo son: el tostado, propio de las pipas, sésamo, etc. Que lo que hace principalmente es potenciar el sabor de las mismas, o la germinación que realiza el mismo papel que la activación.

Bibliografía




Comentarios

  1. Bueno post! No sabía que había que activarlas para poder obtener todos sus nutrientes, lo tendré en cuenta a partir de ahora

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    1. Jorge Lainz, Marta Arias y Catalina Mato2 de mayo de 2020, 14:04

      Una vez hemos activado las semillas, al cocinarlas y someterlas a un tratamiento térmico, este no hará que pierda alguna de sus propiedades o nutrientes?

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    2. Dependiendo de las semillas convendrá activarlas de una forma u otra. Por ejemplo, los nutrientes de las pipas de girasol y calabaza se absorben mejor si se remojan antes; las semillas de sésamo y amapola se activan mejor tostándolas levemente (y triturándolas); y en el caso de las semillas de chía y lino es conveniente tomarlas trituradas, sin tostar o remojadas. Asimismo, dependerá de la receta, ya que estas suelen elaborarse en función de cómo se obtengan mejor los nutrientes de las semillas (por ejemplo, será difícil encontrar una receta en la que se tueste la chía).

      ¡Un saludo!

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